jueves, 30 de junio de 2011

Instinto Asesino II

Me lo despiertan, sin ningún orden en particular:

Los que trabajan en ese invento nefasto que son los Call Centers. Te llaman a cualquier hora (preferentemente en horas de descanso o fines de semana) para ofrecerte planes y beneficios que sólo son beneficiosos para las empresas que te los ofrecen. Con voz de locutores sexies y trato amable te enroscan en conversaciones que poco y nada te pueden interesar, y cuando les cortás el llamado no sólo quedás alterada sino al borde del precipicio culpógeno y a punto de saltar.

Los vendedores de múltiples repasadores, tijeras de podar, flores disecadas, pelotas de goma gigantes, banderines y soquetes de lana que se te abalanzan sobre el parabrisas del auto en algún semáforo y te ponen cara de asco cuando con un gestito de idea y una sonrisa culposa (otra vez ese temita...) les decís que no, gracias, hoy no. Y ponés primera sintiéndote la madrastra de Teresita de Lisieux y la hermansatra de Teresa de Calcuta.

Las chicas o chicos del mostrador que luego de decirte, son cuarenta y siete pesos con setenta y cinco centavos te preguntan: ¿Tenés cambio? porque yo no tengo nada. Y vos mirás el billete de cincuenta que les estabas ofreciendo con perplejidad y no sabés si mandarla a freír pastelitos para el próximo 25 de Mayo o ejercitar tu asertividad postergada aquí y ahora, con gracia y seguridad y además, sin sentir culpa alguna (Y se va la tercera...)

El chico recién contratado en la peluquería, que ahora está a cargo y es el responsable mayor de tu pelo mojado que cuelga dócil y absolutamente indefenso en la piletita de lavar mientras él, a tus espaldas, donde no podés verlo, asume el rol de eminencia en stáiling damaging hair recovery y te dice con voz suave y sugerente que necesitás un pomo entero de nutrición intense en ese mismo segundo o tu pelo va a fallecer en breve, y quedarás al borde de la calvicie. Pero no te lo dice así, usa las palabras "Ampolla exfoliante ultra penetreitiv", "Alopecía precoz irreversible" y, ella, la peor de todas, "cuesta trecientos pesos, pero podés pagarlo en cuotas"

La chica escuálida del local de ropa que cuando entrás te mira de arriba abajo y te dice: "No tenemos tu talle". Y vos balbuceás con temblor maxilo facial una incoherencia que obviamente ella no entiende y te dice, esperá que llamo a mi compañera que habla portugués. Y no sólo te sentís culpable por tu aspecto, tu lenguaje inepto y tu poca capacidad de respuesta y contrataque sino una idiota sin remedio por haber entrado otra vez (¡OTRA VEZ!) en ese local fashion que debería ser prohibido bajo pena capital (por asfixia o decapitación) a las mayores de cuarenta