miércoles, 27 de junio de 2012

Requisitos para ingresar a un barrio cerrado

Debido a los reiterados asaltos a mano armada, hurtos, zancadillas y triquiñuelas registrados en los últimos meses en barrios exclusivos y cerrados, se han fijado nuevas normas de ingreso y egreso a los mismos.
El nuevo reglamento consta de 5 incisos molares y premolares que en coincidencia con la reglamentación de la Haya y sus dependencias en los anexos del club house, enmarca de manera fehaciente y estricta la circulación de personas (sean estos malvivientes encubiertos en sujetos de bien o, en su defecto, meros pasantes (comunmente llamados visitas)

Inciso Primero: Toda persona que se apersone frente a la barrera baja de un barrio cerrado al que acude por primera vez, deberá descender del vehículo con las manos en alto. Si portare cartera (en el caso de la dama) o palo de golf (en el caso del caballero) deberá dejar el artículo personal en el piso a la vista del personal de seguridad para su posterior escaneo y requisación.
Premolar: En el caso de personas que hayan visitado el barrio con anterioridad se procederá directamente desde el inciso dos premolar uno.

Inciso Segundo: Luego de ser requisada, auscultada, escaneada, tomografiada y fotocopiada, la persona ingresará a su vehículo para arrimarse a la ventanilla del guardia de seguridad que le tomará huellas dactilares, foto frente y perfil, muestreo de orina y extracción de sangre y pilosidad capilar.
Premolar: si alguna visita portare virus, bacterias, pediculosis, mal aliento o excesiva transpiración se la derivará al personal sanitario correspondiente para su puesta a punto.


Inciso Tercero: Las visitas que ingresen con tortas, sanguchitos, facturas, potes de helado, alfajorcitos de maicena, salamines, quesos, y otros alimentos de difícil digestión, deberán contar con el certificado del ministerio de salud correspondiente, al día, libre de pólen y brucelosis.
Premolar: las visitas que ingresen en horarios de almuerzo, te o cena sin ningún alimento no merecen volver a ser invitadas.


Inciso Cuarto: No podrán ingresar al barrio cerrado personas que hayan sido declaradas no gratas en otros barrios y clubes privados.
Premolar: considérese persona no grata hombre sin afeitar, mujer sin depilar, niños alegres y festivos, perros sin pedigree, suegras, ex parejas, parejas clandestinas, jefes, personal de la Afip, mujeres en mejor estado físico que las propietarias, hombres más apuestos que los propietarios, y siguen las firmas...


Inciso Quinto: Las visitas podrán permanecer en el barrio por un período no menor a dos horas o mayor a cinco horas de su ingreso debiendo retirarse en perfecto estado de sobriedad y compostura. En su defecto, se deberá nombrar un conductor coadjutor que este libre de alcohol en sangre y cerebro.
Premolar: si se encontraran botellas alcohólicas en posesión de los visitantes se deberá convidar al guardia de turno junto con dos salamines y un queso tipo Holanda.


Occiso anexado al reglamento original: Los barrios cerrados son una comunidad armónica e ideal donde reina la camaradería, el respeto, las buenas conductas y la solidaridad. Que dos vecinos no logren ponerse de acuerdo no empaña en absoluto la paz mundial. 
Molar: no está permitido que los perros ajenos defequen en canteros y bancos de jardín. Utilice su bolsa reciclable marca Luis Witón para recoger la caquita y diríjase de inmediato al galpón de reciclaje y abono sustentable.


Comisión directiva





lunes, 27 de febrero de 2012

¡Que complicado es ser ecológico!

Antes, cuando nadie sabía qué era la capa de ozono y los sprays se usaban a toda hora para el pelo, para planchar, para disimular malos olores, para espantar moscas y cucarachas y matarlas bien fuertes, éramos anti ecológicos.

Antes, cuando la basura era una mezcla infinita de papeles, botellas de vidrio, plásticos en desuso, pilas muertas, cables, chicles, hojas de afeitar gastadas, cartones, restos de comida, pelos, biromes sin tinta, aceite desechado, tarros de aerosoles vacíos, etc, etc, éramos unas bestias prehistóricas poco lógicas y extremadamente anti ecológicas.

Antes, la basura se tiraba en bolsas de plástico por un tobogán oscuro y tenebroso hacia los sótanos del infierno y allí se incineraba a fuego intenso. No se reciclaba, ni se fraccionaba según la clasificación: vidrios, plásticos, papeles, "otros"... Se metía todo adentro, como en un gran estómago, y se lo ofrendaba al dios del fuego que lo deglutía en sus fauces volcánicas hasta hacerlo polvo y cenizas. Y eso era, definitivamente, cero ecológico.

Antes, las bolsas del supermercado eran bien fuertes, bien plásticas y resistentes. Adentro podías meter dos damajuanas que la bolsita te lo aguantaba todo. Ahora, las bolsas están hechas con la baba misma del diablo, y si ponés más de dos productos juntos la bolsita te los escupe sin asco afuera y andá a reclamarle el exabrupto a los ángeles custodios.

Antes se le hacían ofrendas a santitos y beatos del mundo entero, ahora se alaba al reciclado.
Las estampitas multisantoriales fueron reemplazadas por las etiquetas con el loguito de flechas curvas y verdes que auguran un amplio y verdisimo espacio en el cielo. "Reciclarás tu siembra".

Antes, las cosas eran agradables, ahora si no son biodegradables no merecés vivir.

Antes, se usaban las pieles de animales para soportar fríos extremos. Ahora, si los defensores de animales peludos te ven con un cuellito de piel paseando despreocupadamente por la calle lo más probable es que te degüellen y le ofrezcan tus restos a los perros.

Antes se usaba el nylon y el rayón y las telas sintéticas. Ahora, hay que usar algodón puro, respirable, y fresco para sintonizar con la naturaleza y airear debidamente todas las zonas del cuerpo.

Antes el helado se degustaba con cucharitas plásticas de colores, ahora en el primer lengüetazo se te queda pegada la cuchara de madera "apta reciclado" y andá a despegártela como puedas.

Antes los niñitos jugaban felices y confiados con juguetitos de hojalata, ahora si no tienen no se cuantos Isos y permisos aprobados puede que el niño no conozca un juguete en su vida.

Antes podías exponerte al sol y disfrutar de la playa todo el día ( e incluso hacer las 4 comidas bajo los rayos veraniegos del astro rey) ahora si no te pusiste protección 600 ni se te ocurra encarar hacia afuera de tu casa, corrés riegos gravísimos y fatales. Así que si planéas vacaciones en el exterior ( me refiero fuera de las paredes de tu casa, no fuera del país) sacá turno con la dermatóloga, el especialista en cabello dañado, el oculista para que deje tus ojos aptos para fuegos intensos y proveéte de unos cuantos ponchos de lino respirable versión sunscreen total, sombreros de ala matic bien ancha ( en lo posible que cubra un radio de 3 metros a la redonda para proteger al grupo familiar y amigos), zapatos antideslizantes con goma respiration hardware ultra finos en tonos claros y, oh sí, anteojos espejados de doble vidrio polarizado y antibalas (hay que estar protegido contra todo riesgo)

Antes no cuidábamos debidamente nuestro planeta, es verdad. Y hoy accedemos a información que antes no teníamos pero,¡Qué complicado es ser ecológico!

Victoria Branca

domingo, 25 de septiembre de 2011

La entidad bien entendida

Hoy abordaremos un tema que abarca desde las altas esferas hasta la popular plebe.
El uso, desuso y mal uso del adjuntivo copulativo "ente".
Se llama ente a toda entidad sin identidad, anónima e irreconocible en busca de identificación y parentezco. Pero no hablaremos del ente como objeto perdido en busca de pertenecer a algún lugar sino del ente que se acopla por detrás a cualquier palabra, entidad o sujeto (si lo suyo no es el advenimiento por la retaguardia favor de ajustarse el cinturón)

El ente tiene entidad en sí mismo, como veremos en los siguientes ejemplos.

Convaleciente es el ente que convalece.
Perteneciente es el ente que pertenece.
Creciente es el ente que crece.
Presidente es el ente que preside. Y he aquí el asunto que compete a las altas esferas del poder y la militancia (que es el ansia que milita).
El que resurge, sea hombre o mujer, es resurgente.
El que depende, sea hombre o mujer (casi siempre es la mujer) es dependiente.
El que tiene paciencia o está internado en un nosocomio, sea hombre o mujer es el paciente. (Aunque sea la mujer la que más veces apacienta)

Pero, hete aquí alumnillos míos, que no es el ente que cocina, limpia, frega y nefrega el hombre, sino Cenicienta.
Lo que ha provocado más de mil y un malos entendidos a la hora de distribuir equitativa y justamente las bellas tareas del hogar.
¿A qué se debe semejante irregularidad en el uso de la entidad bien entendida?
Esbozaré, a modo de hipótesis homologante, algunas conclusiones al respecto.

a) El hombre es prepotente, irreverente, convincente, y está siempre al dente.
b) La mayoría de los hombres piensa que la mujer debe ser sugerente pero no ocurrente, dependiente pero no envolvente, valiente pero no ir de frente.
c) Prevalece, en el 99% de los acoples parejiles la gerencia masculina sobre la sugerencia femenina, lo que termina provocando serios inconvenientes.

La real academia Española de Letras aún no se expide sobre el efecto Cenicienta, pero ha decretado modus ad hoc impertérritus, que el ente que duerma la siesta entre tareas no sea la mujer sino el potente, floreciente y contundente bello durmiente.