viernes, 28 de mayo de 2010

Me tienen las bolsas llenas!

Fui a hacer la compra semanal al super (que de súper como adjetivo tiene poco y nada) y me llevé la ingrata sorpresa: ya no te embolsan la compra. Antes, es decir hace un mes, la chica de la caja cumplía las siguientes consignas:
1.Pregunta: ¿Ticket común?
2.Acción: tomar el producto y pasarlo por el lector infrarojo
3. Acción: Colocar el producto en la bolsa plástica
4. Información: Dar a conocer el monto total de la operación y cobrar.

Bueno, te cuento que el punto 3 desapareció. Ahora, después de pasar cada producto por el lector infrarojo la chica desparrama todo en una mesada y arreglate como puedas. Eso sí, las bolsas ahora están contenidas y ordenaditas en una simpática caja verde de tela ecológica. Muy linda. Pero inútil si se trata de darte una mano para meter todo adentro de las bolsitas plásticas (que no son para nada ecológicas)

Nunca hice la compra "onláin". Mis amigas me dicen que es un placer, que no tenés que andar perdiendo el tiempo ni haciendo fuerza cargando todo en el baúl del auto. Pero para mí, ir al supermercado siempre fue una fuente de inspiración. Entre góndola y góndola voy ordenando pensamientos, se me ocurren ideas, y se me aparecen caras y recuerdos que creía olvidados. Y me gusta elegir las frutas y verduras en vivo y en directo.
Pero ahora, que me eliminaron el punto 3 estoy dudando...

Las opciones son:
1: Sigo haciendo la compra pero después de pagar me retiro como una lady y pido que hagan el envío a casa.
2: Hago la compra por internet y me desparramo en un sillón a ver pelis atrasadas.
3: Contrato un personal shopper y cuando llega con las compras a casa nos desparramamos juntos a ver la peli.

Se aceptan sugerencias...

sábado, 15 de mayo de 2010

Ignorance is Bliss...

Estar informado es bueno, pero hasta cierto punto.
¿De qué te sirve , por ejemplo, saber de la existencia de los ácaros? ¿Y que esos monstruitos liliputienses pululan por tus sábanas y tus almohadas?
Ya es suficiente con saber que hay infinidad de bacterias y microbios flotando en el ambiente como para agregarle este descubrimiento tan macabro, digno de un libro de Stephen King.
¿Y de todas las barbaridades asquerosas que ocurren en tu flora intestinal? A propósito, ¿dónde queda la flora intestinal? ¿Es algun jardín botánico del intestino? ¿Del grueso o del delgado?
Y con respeto por su maravilloso descubrimiento Dra. Candace Pert, conocer que ahora mis emociones se deben a la presencia de los neuropéptidos y sus bailes gelatinosos y alocados no me hace una persona más sabia, sino más paranoica. Y me siento una mujer invadida por mini pacmans rosados que circulan por todo mi organismo.
Y pónganse de acuerdo de una vez en la jungla investigativa, ¿El chocolate hace bien o hace mal? ¿Una copa de vino diaria es buena pero más de una me convierte en alcohólica? ¿El sol dañana mi piel pero su falta me deprime?
Ni hablar de esos manuales médicos para el hogar. Cuando leo la sintomatología de cada patología descubro que las tengo todas.
¿Para qué sirve saber tanto si es para vivir tan poco?, decía Sor Juana.
Así que brindo por la sabiduría de la ignorancia para ciertos asuntos. Y como decía el filósofo, todo en su justa medida.
Una copa, dos copas, ¡Salud!