domingo, 25 de septiembre de 2011

La entidad bien entendida

Hoy abordaremos un tema que abarca desde las altas esferas hasta la popular plebe.
El uso, desuso y mal uso del adjuntivo copulativo "ente".
Se llama ente a toda entidad sin identidad, anónima e irreconocible en busca de identificación y parentezco. Pero no hablaremos del ente como objeto perdido en busca de pertenecer a algún lugar sino del ente que se acopla por detrás a cualquier palabra, entidad o sujeto (si lo suyo no es el advenimiento por la retaguardia favor de ajustarse el cinturón)

El ente tiene entidad en sí mismo, como veremos en los siguientes ejemplos.

Convaleciente es el ente que convalece.
Perteneciente es el ente que pertenece.
Creciente es el ente que crece.
Presidente es el ente que preside. Y he aquí el asunto que compete a las altas esferas del poder y la militancia (que es el ansia que milita).
El que resurge, sea hombre o mujer, es resurgente.
El que depende, sea hombre o mujer (casi siempre es la mujer) es dependiente.
El que tiene paciencia o está internado en un nosocomio, sea hombre o mujer es el paciente. (Aunque sea la mujer la que más veces apacienta)

Pero, hete aquí alumnillos míos, que no es el ente que cocina, limpia, frega y nefrega el hombre, sino Cenicienta.
Lo que ha provocado más de mil y un malos entendidos a la hora de distribuir equitativa y justamente las bellas tareas del hogar.
¿A qué se debe semejante irregularidad en el uso de la entidad bien entendida?
Esbozaré, a modo de hipótesis homologante, algunas conclusiones al respecto.

a) El hombre es prepotente, irreverente, convincente, y está siempre al dente.
b) La mayoría de los hombres piensa que la mujer debe ser sugerente pero no ocurrente, dependiente pero no envolvente, valiente pero no ir de frente.
c) Prevalece, en el 99% de los acoples parejiles la gerencia masculina sobre la sugerencia femenina, lo que termina provocando serios inconvenientes.

La real academia Española de Letras aún no se expide sobre el efecto Cenicienta, pero ha decretado modus ad hoc impertérritus, que el ente que duerma la siesta entre tareas no sea la mujer sino el potente, floreciente y contundente bello durmiente.

3 comentarios:

Mercè Castro Puig dijo...

¡Divinamente te ha quedado este post1 Me encanta tu alma poeta, la que me ayuda a prestar atención al ente, tan recurrente y yo sin darme cuanta.

Anónimo dijo...

me encanta leerte....sos clara! tengo todavia lo tuyo....nos vemos en marzo por tigre? beijos Maitente...jeje

Victoria dijo...

Hola garotinha... sí! Nos vemos en Marzo y celebramos la vida!